Prácticas pre – profesionales en la escuela San Francisco de Peleusí
El
inicio de una jornada de labor comienza, y esta vez en relación a nuevas prácticas
universitarias para nutrir toda la pedagogía que a la largo de un estudio
cauteloso e investigativo se ha ido forjando y transformando en cimientos puros,
dignos de un buen maestro, facilitador del aprendizaje.
Tras
el arribo se hizo notar el interés de docentes y administrativos, quienes en
crítica tanto buena como mala, accedieron a ser los mentores durante todo el
proceso y jornada laboral donde se halle presente el practicante. Por otro lado,
los escolares entre susurros y abrazos recibían con alegría a sus nuevos
maestros temporales, quienes mediante el juego y la didáctica construirían juntos
una enseñanza y aprendizaje deseado por el niño y su grupo clase.
La
sorpresa y alegría, fueron las primeras impresiones reflejadas en los
escolares, sentimientos percibidos al momento de ingresar a su grupo clase para
convivir con ellos. Una observación cuidadosa se llevó a cabo en el grupo, en
especial a la docente quien a manera tradicional dirigía la clase para sus niños,
mismos quienes mediante la cultura del miedo se encontraban condicionados y por
ende la no participación y colaboración escolar se veía reflejado en su carácter
y conducta. La tan anhelada pedagogía que iba a nutrir a los practicantes,
quedo por el suelo, debido a su mal protagonismo como facilitadora de
enseñanza, sin embargo esta labor, quedó registrada como una tendencia a las
acciones que no se deberían cometer como maestros futuros, es decir, dejar atrás
lo tradicional y empezar a innovar estrategias metodológicas que terminen con
los golpes y gritos que han sido incluidos en la pedagogía monótona ambigua y
que se vieron vivenciados en este grupo clase.
Los
días fueron avanzando, más impresiones salían a flote, en este caso emitidos
por la maestra de todo ese grupo clase. El cansancio o fatiga por ser una
facilitadora del aprendizaje, era un reflejo demostrado por ella, un
agotamiento que se debía a su larga trayectoria como profesional de la
educación, con carácter fuerte que lo demostraba en sus clases ejecutadas de
manera dictatorial, quebrantando toda relación afectiva entre docente y
estudiante.
La
relación afectiva entre practicante y escolar se fue fomentando a tal punto de
sentir el respeto mutuo de los infantes a cargo. Ese concebir se manifestó en
la intervención ejercida de los nuevos maestros, quienes supieron llegar a los
estudiantes con dinámicas, participaciones y juegos, algo que sin lugar a duda
impresionó a la facilitadora, quien demostró su reacción en forma de gratitud
por la calidad de futuros docentes que se encontraban en su grupo clase. Los estudiantes
de igual manera se abrieron a los practicantes universitarios, quienes prestos
por ayudar, orientaron y manejaron la clase con profesionalismo y mucho
respeto.
A
manera personal, la experiencia vivenciada fue una de las mejores a lo largo de
la carrera. El profesionalismo del practicante se forjó aún más tras ausencia
de la maestra, porque se dirigió al grupo clase de excelente manera, ya sea con
la continuidad de sus clases o revisión de un anterior contenido. No existía
una sobre posición del estudiante con sus nuevos maestros, mucho menos la falta de respeto mutuo. Todo fluyó
en pro de ambos (estudiante - practicante), no existió desconfianza ni nerviosismo
al hablar, todo fue hermoso. Las clases efectuadas fueron significativas y
provechosas, reflejo de ello los exámenes finales donde no salieron tan mal a
diferencia de las anteriores pruebas realizadas, gracias al refuerzo de
anteriores temas revisados. Los chicos participaron mucho y de manera alegre, manifestando
gratitud en sus ojos y agradecimiento por mostrarles un mundo en donde el juego
y la participación van de la mano con su aprendizaje.
Mencionan
que la principal falla en la educación, radica en los estudiantes por su falta
de razonamiento. De mi parte creo que es una idiotez mencionarlo, debido a que la
principal grieta radica en el docente, por la pedagogía que imparte o por convertirse
en un facilitador del aprendizaje sin siquiera tener vocación e interés por
enseñar a escolares.
Se
debe realizar esta acción con respeto, y más que ello que sea una profesión que
guste y deguste en todas formas y maneras al pedagogo, para con ello lograr que
la educación del miedo culmine su periodo. En conclusión los estudiantes no deberían
sufrir ni soportar un carácter prepotente a causa de una mala decisión profesional
o fatiga laboral, ellos deben aprender en un clima apto donde su opinión sea la
principal herramienta dentro de un aula, para así llegar juntos a una meta en
común el aprender jugando.
José, parece que has triunfado como maestro! Me alegro mucho, de verdad.
ResponderEliminarLa atención cariñosa y respetuosa a los estudiantes es esencial, es la base de la relación educativa. No obstante, no debes olvidar que no basta. Además se trata de una profesión que debe sustentarse en conocimientos, destrezas, estrategias... De eso se trata, de adquirirlas poco a poco. No tengas prisa. Para hacerte un maestro excelente tienes muchas vida profesional por delante.
Buen trabajo.